¡Bienvenidos al blog de pesca a Spinning en Menorca!

viernes, 31 de diciembre de 2010

Balance

Para despedir el año publico esta entrada dedicada al balance anual en lo que a pesca se refiere.

Subjetivamente hablando tengo que calificar este año como muy bueno. Han salido muchas especies de peces, algunas nuevas para mí. He sacado los mayores palometones hasta ahora y espetones de fantástico calibre. Este año sí han estado presentes y en gran cantidad las mágicas llampugas, también salió alguna de buen tamaño, aunque me quedé con las ganas de sacar alguna a mosca.
En cuanto a la especie reina, la lubina, tampoco me puedo quejar. Varias de más de 3kg y alguna superando con creces los 4kg, para rematar alguna salió en superficie y con el agua como un charco de aceite; no se puede pedir más.

Pero...todo esto es secundario. Lo realmente especial de este año ha sido ponernos las pilas en cuanto a arrejuntarnos algunos de los más enfermos de la isla en esto de lanzar artilugios de diferentes materiales al agua. Compartiendo jornadas, más o menos exitosas en cuanto a peces, pero siempre disfrutando de esa magnífica compañía; Don Hipólito o Don Marc por citar algunos. Además de poder conocer personalmente, después de intercambiar opiniones durante años a través de la red, a uno de los mejores en la pesca a mosca Don José Weigand, al que espero volver a ver pronto y disfrutar de algunas “clases” de esa técnica que me apasiona.

Difícilmente 2011 podrá superar el año que hoy dejamos atrás. Aunque simplemente sea otra vuelta más del globo alrededor del Astro de nuestra galaxia, seguro que nos sorprende.

Hasta el año que viene, espero repleto de magníficos momentos para todos.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Montaje de una “Clouser Minnow”

Al hilo de una antigua entrada de este mismo blog llamada “¿A mosca en el Mar?”, os expongo un montaje paso a paso de una de las moscas más efectivas y conocidas en todo el mundo. Adaptando el tamaño del anzuelo y los colores sirve para la mayoría de depredadores susceptibles a ser pescados a mosca. Se trata de la archiconocida “Clouser Minnow”, un montaje original de Bob Clouser que se ha hecho famoso gracias a su polivalencia, eficacia y simplicidad.
Es una mosca que nos permite variar los materiales, lo esencial en ella son los ojos de diábolo montados en la parte superior de la tija del anzuelo, lo que hace que nade con la punta de éste hacia arriba debido al cambio del centro de gravedad (de ahí que podamos utilizarla cerca del fondo con menos posibilidades de enrocarla) y que tenga su atractivo movimiento de “cabeceo”.

Ahí va la que yo suelo montar:

Materiales:
-Anzuelo Mustad 34007 1/0
-Ojos de diábolo o cadena
-Flashabou perla y azul
-Bucktail blanco y azul
-Krystal Flash plata

Paso 1: Empezamos con una base de hilo de montaje a un tercio de la longitud de la tija del anzuelo desde la anilla:


Paso 2: Atamos los ojos de diábolo, damos varias vueltas de hilo de montaje en cruz y por debajo de los ojos para crear una buena base.


Paso 3: Ponemos unas 6 u 8 fibras de Flashabou perla justo detrás de los ojos.


Paso 4: Atamos un mechón de bucktail blanco en la parte superior de la tija, también detrás de los ojos. Al principio es un material algo engorroso de utilizar, pero con algo de práctica nos quedará como en la foto. Un truco para que el atado no quede demasiado abultado es cortar el bucktail un poco en diagonal en vez de recto.


Paso 5: Giramos el anzuelo con la punta hacia arriba para que nos sea más cómodo realizar los siguientes pasos y colocamos algunas fibras de Krystal Flash plata en la parte interior de la tija, justo detrás de los ojos.


Paso 6: Colocamos ahora unas cuantas fibras de Flashabou azul justo delante de los ojos, en la parte contraria a ellos.


Paso 7: Atamos otro mechón de bucktail, en este caso azul para el lomo de la imitación. También por delante de los ojos y en la parte de la punta del anzuelo (la que ahora tenemos arriba).


Paso 8: Finalmente ya solo nos queda pegar los ojos 3D...y a lanzar!



Cabe destacar que esta mosca es algo más difícil de lanzar que otras si utilizamos una caña demasiado fina y los ojos de diábolo son demasiado grandes, ya que estos producirán un contrapeso que nos estorbara en los falsos lances. Hay que utilizar la caña y línea adecuada en función del tamaño de ojos que queramos emplear.

lunes, 13 de diciembre de 2010

La importancia de los colores

Lubina engañada con un Smith Kacoon SP de color chillón en plena noche.
Según algunos estudios de Nathional Geographic los peces no son capaces de distinguir colores a más de 45cm de distancia. Además, los confunden cuando hay brillos de por medio. Así llegaron a la conclusión de que los peces, en general, no son capaces de distinguir un señuelo artificial de una presa real.
De ahí podemos intuir también que los peces depredadores encuentran su alimento gracias a la línea lateral, de manera que seguramente si conseguimos unas vibraciones en el artificial lo más parecidas posibles a los peces que están comiendo, tendremos más posibilidades de éxito que si adivinamos o no el color.
Precisamente la misión de poppers o hélices es la de hacer que los depredadores perciban la “presa” desde mucha más distancia gracias al ruido y ondas producidas en el agua.
Algo en lo que me fijo mucho últimamente y que creo muchas veces es crucial, es el brillo de los artificiales, y es que seamos sinceros, por mucho que a los peces les cueste distinguir colores, o si se trata de un trozo de plástico o un pececillo real; todos hemos tenido días en los que funciona mejor un color que otro. Simplemente un color obtiene picadas y otro no, aún tratándose del mismo artificial.
Aunque en este aspecto también pueden entrar en juego diferentes factores, como el hecho de que el agua esté tomada y lógicamente les sea más fácil de detectar a los peces un señuelo blanco que otro marrón.

Algo que he podido constatar, que realmente funciona o puede marcar la diferencia son los brillos cromados u holográficos que algunas marcas ofrecen hoy en día. 
 
Smith Saruna.
Donde más podemos comprobar es en los artificiales que navegan bajo la superficie, pues los demás al producir un fuerte chapoteo o estar la mayor parte del tiempo con medio cuerpo fuera del agua no dejan margen a que el depredador se dé cuenta del color exacto o de si tiene un brillo más o menos real.

Concretamente la firma Smith LTD. tiene en el mercado algunos colores realmente excepcionales en unos señuelos aun mejores. Por citar algunos, los Saruna color “Mújol” o “AYU” han causado estragos ante todo tipo de depredadores, por nuestras costas y fuera de ellas. Lubinas, espetones, palometas, llampugas, serviolas, sargos, obladas e incluso meros se han dejado cautivar por este fantástico señuelo en sus diferentes medidas y colores.

Lubina engañada por unos compañeros peninsulares con un Smith Haluca 125F.

Estos días he tenido el placer de poder probar una novedad de esta marca disponible en España, se trata del “Haluca”, todo un acierto ante lubinas resabiadas y seguro que dará que hablar ante otras muchas especies. Es un minnow de forma estilizada con un revolucionario sistema de transferencia de pesos que hace que vuele como un misil, desde que lo tengo aún no lo he visto volar mal. En cuanto a los colores, que es el tema que nos ocupa, está disponible en holografías realmente espectaculares, imitando perfectamente una pequeña lisa o sardina.

Smith Haluca
Cuentan con dos tamaños, 147mm que lo veo ideal para zonas más abiertas, de noche o dentro de espuma donde queremos llamar la atención del pez; i el 125mm para peces algo más pequeños o pescar en zonas más tranquilas. Para rematar, el modelo 125 está disponible en “Floating” (flotante) y “Sinking” (hundido). El hundido me tiene enamorado para zonas más profundas cuando quiero prospectar la parte de debajo de la espuma.

Podéis encontrar estos y muchos más modelos de Smith y otras marcas en: seawoodtackle.com/store/

domingo, 5 de diciembre de 2010

La clave del éxito

Si nos fijamos con detenimiento, muchas de las cosas que nos rodean y que son las más funcionales, si las analizamos nos daremos cuenta de que tienen algo en común. Se trata de la simplicidad y/o sencillez.
En prácticamente todos los casos y en la mayoría de áreas triunfan las cosas más sencillas, las que constan de menos partes o menos complicadas.
Así lo pude constatar estos últimos días con los señuelos artificiales. Un simple trozo de madera de pino, con un poco de plomo, un babero y forrado de papel plateado. Ni más ni menos, sin ojos, sin brillos holográficos, sin agallas, ni detalles. Lo más simple imaginable en un señuelo hizo morder más peces que cualquier otro.
Sin duda, en el mundo del spinning tampoco es que sea lo más normal. Las marcas dedican mucho esfuerzo en diseñar y confeccionar señuelos cada vez más parecidos a la realidad de lo que imitan. Pero sabiendo esto nos podemos preguntar si realmente eso sirve de algo frente a lo que nuestra actividad representa. ¿Realmente esos señuelos hiper-realistas pescan más peces por el hecho de ser hiper-realistas? ¿o pescan más peces porque el pescador los utiliza más?

La sensación es de que los señuelos se diseñan más para pescar a los pescadores que a los peces. Almenos en el caso que nos ocupa.

Se trataba de espetones. La idea era la de tirarles algo grande y brillante, sin que fuera demasiado pesado para la 7-21g, que lo vieran desde lejos en la oscuridad de la noche. Y si solo les gustaba a los grandes, mejor que mejor.
Las características estaban claras, y me dispuse a tallar algo finito tipo pez aguja sobre madera de pino. Me llevó pocos minutos tenerlo incluso lijado, solo quedaba ponerle algo de plomo para que trabajara en profundidad y un babero para darle movimiento. Lo forré con papel de plata y quedó exactamente como quería, solo había que probarlo.
Una fijados los triples me dispuse ya entrada la noche a hacerlo nadar. Primero un par de lances cortos para ajustar la natación, y en el primer disparo a lo lejos, después de toda la recogida cuando el señuelo se encontraba ya a escasos metros fue fácil divisar la silueta de un buen espetón. Al seguir recogiendo el animal desapareció en la oscuridad, para resurgir a los pocos segundos y atacar sin piedad el trozo de madera de pino...varios cabezazos más tarde y con una lucha bastante pobre para sus dimensiones, pudo mi compañero Lluis embocarle el atrapapeces e izarlo.

Algunas fotos y al agua de nuevo.
El más simple de los artificiales no había fallado, no podía tener mejor estreno tampoco. Un lance, un pez. Para colmo, a los siguientes lances terminaron cortándome el bajo “twisted”.

Como no, al día siguiente ya me estaba preparando otro, siguiendo el mismo patrón. Para la noche estaba listo y con el barniz ya seco me dispongo a probarlo. Sobre las 23h empezamos a lanzar en el mismo enclave del día anterior Lluis y yo.
No le hacían mucho caso al Max Rap de mi compañero. Yo empiezo lanzando la aguja plateada artesanal de 20cm. La dejo profundizar y empiezo a recoger a tirones, preguntándome si el agua un poco tomada les gustaría a los espetones, aún sin haberme respondido noto una picada que clavo rápidamente. Se trata de un espetón de unos 2kg, otra vez al primer lance, mi señuelo hace de las suyas.


Suelto el espetón y vuelvo a lanzar. Más de lo mismo, dejo profundizar y empiezo a darle al carrete. Cuando ya tenía cerca el artificial siento otra picada sin que se clavara el pez, sigo con la recogida y antes de sacar la agujita otra picada que me corta el bajo una vez más sin darme tiempo a nada.
Ídem fue lo del día siguiente. Con otro señuelo preparado, primer lance: espetón al canto, que por desgracia me doblegó el babero del artificial y después de desempescarlo y devolverlo al agua ya no volví a ver otro compañero suyo.

Falta ver si con otras especies y aspectos se sigue la misma regla de la simplicidad.

martes, 30 de noviembre de 2010

De visitas

Para mí es todo un placer tener a algunos de los más avezados en esto del spinning en mis pesqueros habituales, y así fue este fin de semana.

Primero contactó conmigo Marc, gran compañero de pesca, que tenía la tarde del viernes libre y quería acercarse a pasarla por la parte de poniente. Nos encontramos en una playa virgen del sur de la isla, con la intención de lanzar allí nuestros artificiales la hora y media de luz que quedaba, y así lo hicimos, Marc, su compañero Lluís, mi amigo Lluís, también y yo. El resultado se saldó en una picada en superficie que no llegó a clavar, por parte del propio Marc.

Al anochecer el frío se iba intensificando y decidimos cambiar de escenario. Nos dirigimos a un pequeño puerto deportivo, donde normalmente se arrejuntan los espetones a pasar la noche. Nos asomamos y ahí estaban los estilizados peces, dando vueltas atentos a todo lo que pasa por el canal que conecta el pequeño puerto al mar, esperando la oportunidad de echarse algo a la boca.
Empezamos a lanzarles señuelos, unos a spinning y yo a mosca. No tardamos en notar las primeras picadas, todos tuvimos alguna. Al final nos hicimos con algunos espetones, tanto a spinning por parte de Marc como a mosca por parte mía.
Finalmente decidimos probar en el puerto de Ciutadella, donde entrada la noche no es difícil ver algún espetón de considerable tamaño. A lo mejor era un poco pronto y las "barracudas" tardaron en dar la cara, no aparecieron los gordos, a pesar de que mi amigo Lluís tuvo un “susto” con un espetón que venía robado y por lo cual tiraba más de lo normal por su envergadura.



 Al día siguiente, el sábado, fue Don Hipólito el que se quiso acercar a ver los espetones. El “planning” era el mismo del día anterior, aunque en este caso cambiaban los sujetos, con Lito venía Antonio Liñana y de nuevo como el día anterior Marc.
Empezamos otra vez en la misma playa y con el wader puesto a lanzar, las condiciones parecían algo mejores que en la anterior jornada. Mar revuelta y con poco viento, pero en esto de la pesca nunca se puede presuponer y a pesar de que la cosa pintaba mejor los peces no dieron la cara.

Seguimos con lo planeado y al caer el Sol nos mudamos a por los espetones, el pequeño puerto en el que el día anterior habíamos tocado algunas picudas resultaba azotado por la mar de sur, por lo cual el agua estaba tremendamente movida y marrón. Cuatro lances para despejar dudas y cambiamos de pesquero.

Nos encontramos otra vez en el puerto de Ciutadella. El agua parece estar bien, caen algunas gotas del cielo pero no nos quitan para nada las ganas de intentarlo. Algo pronto también hoy para los espetones dignos de mención, pero nos disponemos a lanzar.
En las primeras recogidas me persigue un espetón de tamaño medio que no llega a morder. Al poco rato Lito tiene una picada y saca el primer espetón de la tarde con un vinilo plomado, para seguidamente mi compañero Lluís enganchar otro con un minnow suspendido que se le engancha en una cuerda, le ayudo a desengancharlo y lo soltamos.
Poco más hubo destacable hasta que Antonio nos mojó la oreja sacando dos bonitos espetones con un Super ULM color sardina que resultó infalible, incluso uno de los espetones venia perfectamente embocado, por poco no cortó el bajo.


Sin duda dos divertidas y entretenidas jornadas con nuestros amigos de levante. Hasta la próxima.

jueves, 25 de noviembre de 2010

¿A mosca en el Mar?

¿Y por qué no?
Una modalidad que desde el primer momento me llamó la atención. Pesca ligera y muy técnica. Lo que a mí me gusta, todo un reto.
La descubrí a través de revistas, siempre en agua dulce a por truchas, algo impensable por aquí. Una lástima, era la técnica que definía mi forma de entender la pesca. Todo de esta pesca me atraía, el liviano equipo, lo extravagante del lance y hasta los colorines de las líneas.

Un día hojeando una revista de pesca había un artículo llamado “Pesca a mosca en el mar”. Trataba de lisas a mosca, con imitación de miga de pan y fue suficiente, suficiente como para que pronto me hiciera con un equipo de mosca y algo de material para confeccionar dichas imitaciones.

Así empezó mi andadura con la pesca a mosca. El comienzo no fue fácil, lanzar con un equipo de mosca se convierte en ardua tarea si tienes que aprender solo. Muchas horas de probar y probar de lanzar sin resultados satisfactorios frustran a cualquiera, pero era la única opción para aprender. La teoría es fácil, pero la práctica es la práctica y al principio me resultaba imposible sacar línea, además pescando con una línea de perfil paralelo (DT) para trucha.
Luego la clavada también se presenta todo un reto. Aunque en ese momento una buena parte del trabajo ya está hecho (engañar al pez), no es siempre fácil notar la picada, y menos clavar peces con la boca dura; y es que debemos clavar tirando de la línea y no subiendo la caña, que al ser normalmente muy parabólica nos haría fallar.

Finalmente salieron los primeros mújoles, de buen porte, divertidísimos con una caña para línea 5/6. Toda una satisfacción para mí.

Después, siguió el salto a por los depredadores, empezando como no, con los espetones. Muy divertidos con imitaciones de aguja, lisa o calamar. Siempre en interiores de puertos.


 Desde entonces han caído lubinas, palometas, llampugas, jureles y muuuchos espetones. A todo esto cabe decir que gran parte de lo que aprendí después de iniciarme fue gracias al foro de Caranx.net, intercambiando “posts” con los maestros de este arte, entre ellos el gran zzpop (Pepe H. Weigand), rpam (Rafa) y labraxmauler (Ruben) entre otros.

 La pesca a mosca, a mi entender, la defino como una pesca en la que hay que tener los peces mínimamente localizados, como los espetones en interiores de puertos o las llampugas cuando las vemos atacando agujas, por ejemplo. No la veo como una técnica para ir buscando peces, los lances no son ni tan largos ni tan rápidos como con un equipo de spinning. Y este es normalmente el mayor inconveniente que le veo la cola de rata. Además está el viento, el espacio que necesitamos detrás nuestro, etc., etc.
Pero todos estos inconvenientes, a veces difíciles y otras imposibles de solventar solo hacen que pescar a mosca en el mar tenga aún más merito y me motivan aún más a seguir intentándolo.

martes, 16 de noviembre de 2010

¿El equipo perfecto?

No. Por desgracia, o a lo mejor por suerte. Para mí, el equipo perfecto para spinning en mi zona no existe.

En base a mi experiencia puedo deducir qué especies y qué tamaño tendrán estas en cada parte de la costa que vaya a pescar. Si sé que los peces no van a sobrepasar el medio kilo de peso y les voy a poder lanzar chucherías ligeritas escojo la cañita para hasta 10g, carrete tamaño 1000 y mono filamento de 0,18mm. La diversión en este caso está asegurada.

El “problema” viene cuando pueden entrar a la muestra peces mayores, en ese caso últimamente me decanto para una BayLiner con acción 7-21g con un Rarenium 2500 y trenza de 5lb, este equipo es muy cómodo, también se disfruta con peces de reducido tamaño y ha aguantado a la perfección peces de más de 5kg, y hasta de 8kg.

Hasta ahí bien...el problema mayor viene cuando entramos en zonas más complicadas, con mucha roca y peces a los que les gusta ésta, o ambientes en los que sea fácil que nos visite un pez de buen porte, o incluso demasiado porte.
En esta situación no sé decidirme ¿escojo una 15-40g a pesar de casi ni darme cuenta cuando pica un pequeño palometón? ¿o me inclino por la 7-21g con el riesgo de que me entre uno de esos bichos malos?

La decisión de la semana pasada fue arriesgar ¿a lo mejor demasiado?. La teoría y la estadística no lo aclaraban, la zona era prometedora, pero nunca había enganchado ahí un pez que me pudiera poner en apuros con la BayLiner y el 2500.
Pronto me respondí a mi anterior pregunta. Sí, había arriesgado demasiado. Las lisas de buen tamaño empezaron a saltar alocadamente. Algo grande rondaba la zona, lanzo un popper y a los 2 o 3 “pops” tengo picada. El animal empieza a cabecear, y en cada uno de los achuchones saca línea, a lo mejor el freno está un poco flojo. Mientras pienso eso la línea deja de tener tensión ¡JOD...R! Aprieto el freno, hasta el punto que sé que la línea aguanta. Sigo lanzando señuelos, decido amarrar a la grapa un pobre Surface Cruiser ya sin pintura ni ojos...”pa' qué”, si funciona igual que nuevo.

A los tres o cuatro lances con dicho 
trozo de foam una nueva picada, tirón brutal que hace estallar el hilo en un fuerte trueno. Otra vez he perdido el bicho, me miro el carrete y veo que he apretado media vuelta más el freno de lo que debía y creía y el 5lb no aguantó.
Miro el popper al que primero habían atacado y me doy cuenta de que no es que se desclavara el primer animal, es que literalmente reventó uno de los triples. Si hubiera revistado el artificial antes me habría dado cuento y no hubiera apretado el freno, tal vez más de lo necesario.

La jornada se saldó con una persecución de otro de estos depredadores, éste lo vimos claramente y le calculamos la decena de quilos. No mordió.

Conclusión: La pesca, almenos el spinning, es una incertidumbre continua. El día en que no sea así, a otra cosa mariposa...

PD: El pobre y socorrido Surface Cruiser fue recuperado gracias a la amabilidad de un buceador que faenaba por la zona. Ahora el señuelo está restaurado, incluso ha recuperado la vista:


sábado, 6 de noviembre de 2010

Grandes "baguettes"

Otra vez, como cada año, acaba el "veroño" como le llaman algunos al final del verano y principio de otoño, seguramente la mejor época para el spinning debido a la gran cantidad de depredadores que se acercan a nuestras costas.

 Ahora, en noviembre, empiezan a bajar las temperaturas en el agua y todos los migradores se marchan, empezando por el favorito sustento de los depredadores que son los peces aguja. Cuando éstos se marchan suele coincidir que se adentran en los puertos los bancos de espetones, especie algo infravalorada por su, normalmente, facilidad para hacerles picar, pero que nos pueden hacer pasar buenas jornadas que de no ser por ellos estarian marcadas por el bolo, o quitarnos el mono de nuestra droga, la de notar una picada a nuestro artificial.

Además, por suerte por aquí, en el puerto de Ciutadella gozamos de algunos ejemplares realmente de buen porte, el año pasado salieron algunos animales de 6, 7 e incluso uno que marcó los 8kg en la bàscula.


Son peces, los de más de 5kg, que van  en los mismos bancos que los más pequeños de 1 y 2kg por lo que los pescaremos con los mismos artificiales. Todo vale, desde bucktails trabajados en profundidad hasta sutiles vinilos casi en superficie, pasando por los grandes y brillantes minnows; normalmente (almenos por mi experiencia en interiores de puertos) lo ideal es trabajar los artificiales a un rítmo realmente lento con algun tirón que acenture la acción de este. Para este menester han causado estragos los minnows de tipo "suspending", los de densidad neutra en el agua, que se quedan en el mismo sitio cuando dejamos de recoger, ni suben ni bajan, ahí se quedan. Con los cuales podemos realizar paradas constantes, hasta que el espeton se desinteresa y en ese momento le damos un cachete a la caña, el artificial vuelve a cobrar vida y el depredador se cabrea, y se cabrea hasta que no puede más y revienta en un fulminante ataque para nuestra diversión.

 Para colmo los tenemos cerca, sin tener que realizar grandes desplazamientos ni caminatas para encontrarlos, sin duda una especie que no desmerece.

Es importante, debido a su facilidad para capturarlos, practicar una pesca responsable, seguramente con uno o dos de 2kg tengamos más que suficiente para empacharnos de espetón, así que los demás o los dejamos tranquilos o los soltamos con vida tras su captura.

domingo, 31 de octubre de 2010

Sargos con artificiales...

Hace tan solo un par de años eran, para mí, una captura muy ocasional y aislada, y sin duda, siempre caían por casualidad. Normalmente venían prendidos de minnows de longitudes inferiores a 10 cm, casi siempre robados por uno o los dos triples.

Pero, al fin y al cabo estos espáridos también son depredadores, se alimentan de crustáceos como cangrejos, camarones, gambas, mejillones, navajas, etc. y al parecer también de peces; llegados este punto podemos deducir que si son depredadores, son susceptibles a ser pescados a spinning.

Por mi experiencia y repasando todos, o la mayoría de los que he pescado a spinning diría que en cuanto a su caza de otros peces son depredadores más bien oportunistas y que normalmente los peces que comen están heridos o moribundos, y es que siempre los he pescado con recogidas a base de muchos tirones cortos y rápidos, imitando un pez exhausto, agonizando.

Llegué a dedicarme a su pesca los días en que peces de mayor porte no aparecían. Siempre utilizando minnows de entre 3,5 a 7 cm en colores naturales y brillantes. Normalmente salían sargos de no más de 100g, con alguna captura excepcional llegando a los 300 o 400g.

Esto último era lo que creía que funcionaba mejor hasta la semana pasada, en la que nos adentramos en un pedrero poco frecuentado por pescadores de caña, y menos de spinning. El sitio pintaba bien, a lo mejor el mar incluso demasiado en calma.
Enganché un Kacoon Seabass color “Negro Láser” a la grapa y empezó el festival. Una infinidad de picadas se materializaron en obladas, una pequeño palometón, vacas y sobretodo sargos. Sargos de entre 500 o 600g hasta 1100g, este ultimo lo sacó mi compañero Lluis con un minnow de, si no recuerdo mal, más de 14cm. Impresionante, no salió ningún sargo de menos de medio quilo. En tan solo un par de horas llegaron a salir una docena de peces, algo por desgracia inusual por nuestras costas.


 Los mencionados Kacoon marcaron la diferencia. Llegué a sacar uno de los sargos con el Kacoon SP en color “Rojo/Oro”, un color totalmente antinatural, muy vistoso, ideal para los días con poca visibilidad.

Hemos encontrado un nuevo spot y sin duda volveremos.

miércoles, 27 de octubre de 2010

¿Las Reinas de la espuma?

Esta es la pregunta que me surge cada vez que me pongo a pensar en mis capturas de lubinas. Llevo ya unos años tras este pez, tan deseado como desconfiado De ahí, de esa desconfianza es en parte de donde viene eso que todos sabemos: que la lubina se debe pescar en la espuma, que es donde es más fácil engañarla al dificultarle que vea nuestra trampa y porque es su zona de caza.

Pero ¿y los días en que no hay espuma? ¿No comen? ¿Son imposibles de engañar?
La mayoría de lubinas que he tenido el placer de pescar han sido en aguas calmas, con aguas más nítidas que turbias. Sabemos que la lubina es un pez esquivo e inteligente, pero debe comer “todos los días” como las otras especies. Claro que no es, normalmente, tan voraz o agresivo como pueden ser palometones, anjovas o llampugas, por citar algunos. Pero esto también dependerá de días y horas, si tenemos la suerte de encontrarnos con un banco de lubinas comiendo, aún con aguas claras y con poco oleaje, se nos hará mucho más fácil hacerlas morder.

He tenido la oportunidad de encontrarme ya unas cuantas veces en situaciones en que las lubinas están tremendamente activas, ojalá fuera más fácil o más común topar con días de estos pues las capturas están casi aseguradas. Probablemente por esto y porque siempre he sido partidario de utilizar líneas y equipos considerablemente ligeros a la vez que señuelos de reducido tamaño, he conseguido más lubinas en días de calma que en la espuma.


Cabe decir que a veces todo es cuestión de estadística y probabilidades. Seguramente he pescado muchas más veces en días sin viento ni oleaje que días con la mar movida, de ahí que hayan salido más peces con las primeras condiciones. En cambio en el norte de España, debido a las mareas del Atlántico y a la facilidad de que se monte una buena en el mar es probable pasar más jornadas pescando en la espuma que sin ella y de ahí que se pesquen más lubinas con “mala mar”.

Con todo esto no quiero decir que piense que es más fácil pescar lubinas en aguas calmas, nada más lejos de la realidad. A mi también me gusta y busco las lubinas en aguas tomadas, con espuma o algo turbias. Sé que es su territorio de caza y donde es más fácil engañarla, no me hacen falta más motivos para convencerme a pesar de que la práctica, almenos en mi caso, diga lo contrario.

viernes, 22 de octubre de 2010

Los Demonios Verdes

Y no le faltaba razón al que así denominó a estos animales, las llampugas, y es que sin duda es la captura más fascinante, nerviosa, vistosa, acrobática y un sin fin de adjetivos más que definen perfectamente este peculiar pez y su fantástica lucha tras ser clavado por nuestros artificiales, en nuestras aguas.

Se trata de un pez pelágico, de aguas superficiales perteneciente a la familia de los Coryphaenidae compuesta solo por dos especies: la Coryphaena hippurus, la más frecuente y la Coryphaena equiselis.
Es un cazador nato, puro músculo que no para nunca de nadar realizando grandes travesías desde el Atlántico hasta el Mediterráneo.
Llega a la friolera de 210cm de longitud y hasta 40kg de peso. 


Pero vamos a lo que nos interesa. Estos peces son migratorios, así que por suerte o por desgracia no están aquí todo el año, sino que solo se acercan desde mediados de agosto, cuando los ejemplares aún son de tamaños bastante reducidos, hasta incluso entrado diciembre, cuando aguantan hasta tales fechas podemos encontrar peces de tamaños realmente respetables.
 Al ser peces pelágicos, se mueven y cazan en la capa más superficial del agua. Ahí ya podemos intuir que su pesca será especialmente espectacular, con señuelos de superficie de todo tipo, poppers, paseantes, hélices, skipping lures, vinilos sin plomar y un largo etcétera de tipos de artificiales que cumplirán con su función perfectamente.

Por citar uno que me ha funcionado muy bien esta temporada, el Zipsea Pop de Smith. Tanto el color Red Line Ghost como el AYU han causado estragos y provocado espeluznantes picadas en superficie.






Mi experiencia con estos animales se basa casi en su totalidad en la pesca desde costa. Desde embarcación puede tornarse mucho más fácil, incluso a veces demasiado, en este ultimo caso se tratará de buscar FADs u objetos flotantes donde las llampugas buscan refugio, o comida, ya que la sombra de dichos objetos flotantes sirven de cobijo a pequeños peces o crustáceos. De ahí que personalmente prefiera la pesca desde costa, donde es un poco más difícil conseguir capturar una llampuga y por tanto, almenos para mi, más satisfactorio.
Desde las rocas hay que buscarlas, donde intuyamos pueden pasar estos característicos “bichos”, normalmente zonas de cierta profundidad, y si abunda el pez pasto, sobretodo agujas, mejor que mejor.
Una vez encontradas las llampugas, unas veces nos facilitan el trabajo, atacando a todo lo que se mueve, y otras en cambio solo siguen el señuelo sin morder, llegando a desesperarnos tras ver frustradas nuestras expectativas después del duro trabajo de encontrarlas. 

Sin duda, si las encontramos en uno de esos días de locura, en los que se tiran a todo, la fiesta está garantizada.












De momento, a día de hoy siguen por aquí y empiezan a alcanzar tamaños esplendidos que pondrán a prueba nuestros equipos con rápidas carreras e impresionantes saltos sobre la superficie, todo un espectáculo que no debemos desperdiciar.

 Un último apunte es que debemos respetar el mar y sus habitantes, desde embarcación puede llegar a ser fácil pescar muchos muchos de estos peces en una sola jornada y darnos cuenta cuando ya están todos muertos y sin saber que hacer con ellos.
No cuesta nada soltarlos con vida si con uno o dos tenemos suficiente.

domingo, 17 de octubre de 2010

Una de perritos...

Sutil, es probablemente el adjetivo que utilizaría para definir con solo una palabra la acción de unos de los señuelos que más me gustan. Se trata de los paseantes. Señuelos, en lineas generales, de forma más o menos cilíndrica y sin babero que precisan de nuestra maestría con la caña y carrete para darles vida. 
Podemos imprimirles diferentes acciones en función de la velocidad de recogida y de los toques de muñeca que seamos capaces de dar a la caña, y de los peces que estemos buscando o que creemos que pueden rondar la zona, todo esto a pesar de estar en principio diseñados para nadar en un movimiento conocido como “Walking The Dog” o “Paseando el perro”, para entendernos un zig-zag más o menos acusado con la cadencia que creamos adecuada.

Un Smith Zipsea Pen en acción de pesca.
 Hasta hace poco había disfrutado de los fantásticos resultados de los modelos flotantes y hundidos. Los primeros nos deparan increíbles imágenes de picadas en superficie de las más variopintas especies, desde las desconfiadas lubinas hasta las acrobáticas llampugas. También sobrecogedoras persecuciones que terminan con ataques fallidos o no, haciéndonos temblar. Su efectividad más que contrastada hace que me decante por ellos en muchas ocasiones antes que por los poppers o skipping lures, sobretodo cuando busco algo no demasiado escandaloso en zonas de poca agua.

Tailwalk Gunz 110 S

Los más lastrados, los hundidos los conocí algo más tarde que los flotantes. Si no recuerdo mal el primero que cayó en mis manos fue el famoso Blues Code de Maria, causó estragos ante espetones, lubinas y llampugas entre otras especies. Poco después me hice con otro clásico, el Mr Joe, otro fantástico artificial que funcionó igual o mejor que el anterior, incluso un dentón de buen porte entró a éste. 

Dentón que sucumbió a los encantos de un paseante hundido.
Por citar otro que dio buenos resultados, el Reef Pencil de Hart, una clara imitación de el de Maria, pero con la peculiaridad de que lo encontré disponible en un tamaño menor, algo que desembocó en multitud de capturas de menor porte pero más abundantes como palometoncetes, lubinas, pequeñas serviolas, etc.

Finalmente los últimos paseantes que he podido probar son varios modelos de la casa Smith. El Zipsea Pen, el Chinupen y los Kacoon han dado muy buenos resultados a pesar de estar en un principio diseñados para especies del otro lado del globo como sus nombres indican. Son por aquí señuelos diferentes y de momento poco vistos, sobretodo para los peces que es lo que nos interesa.
El quid de la cuestión es que esta marca japonesa nos ofrece en concreto el Kacoon en una versión suspendida (además del flotante y el hundido). El Kacoon SP, que es como se llama este paseante suspendido, es un señuelo para mí con una acción totalmente novedosa. Navega entre la superficie y bajo ella, esto lo controlaremos colocando más arriba o más cerca del agua la puntera de la caña. Es más silencioso que un paseante flotante e ideal para utilizarlo en zonas de muy poca profundidad donde con un hundido nos arriesgaríamos a dejarlo enganchado al fondo, pues el SP trae de serie anzuelos dobles dispuestos de manera que sea prácticamente imposible enrocar.

De arriba a abajo: Kacoon SP, Kacoon Seabas (hundido) y Zipsea Pop.

Fantástica llampuga con el citado Smith Kacoon SP
Esta fantástica acción ha marcado la diferencia los días en que los peces están menos activos o reacios a atacar en superficie, días de aguas calmas buscando lubinas o más concretamente con las llampugas, en ocasiones ha llegado a ser el único artificial capaz de engañar alguna, otorgándome varias capturas.
Su tamaño lo hace muy polivalente para las especies que tenemos más comúnmente a tiro por aquí, y los colores también están muy acertados.

Podéis encontrar unos cuantos modelos de Smith, todos validos y testados con excelentes resultados en nuestras aguas en Seawoodtackle.com

lunes, 11 de octubre de 2010

¿Y si para evolucionar miramos atrás?

Probablemente uno de los señuelos más antiguos de “la edad moderna” es ese que aún se sigue utilizando en la parte norte de la península que tenemos a nuestro Oeste, la Ibérica. Se trata de uno de los primeros señuelos que conocimos los que empezamos hace ya años en esto del spinning, precisamente uno de los primeros que conocí yo: el “Chivo”.
Se trata tan solo de un trozo de plomo, de forma más o menos estilizada al que le insertan un trozo de cordel para realizar el bucle donde se atará a la línea por la parte delantera y para atar un par de anzuelos de buen tamaño en la parte posterior, junto con un mechón de pelo de cabra, o chivo; de ahí su denominación.
Es un señuelo de efectividad más que contrastada con las lubinas atlánticas y cantábricas, pero la evolución siempre se hace hueco, de ahí sale probablemente su sucesor, el que ahora conocemos como “Bucktail Jig”.

El bucktail jig consta de una cabeza plomada con un anzuelo simple fijo, una anilla a 90º o 135º respecto a la tija para atarlo a la línea, y rematado con un mechón de pelo de cola de gamo (bucktail) en la parte posterior al plomo.
Es un señuelo tremendamente polivalente en cuanto a acciones y natación. Lo que lo convierte en un artificial muy efectivo ante prácticamente todos los depredadores que rondan nuestras costas.


 Últimamente he tenido la oportunidad, gracias a mi amigo Juan Salas, de probar algunos de estos señuelos que él mismo monta, uno a uno, pintando las cabezas plomadas con aerógrafo, decoradas con ojos y purpurina y un recubrimiento de resina que los hace mucho más resistentes a posibles e inevitables golpes con las rocas o a los temidos dientes de algunas de nuestras presas.
Los acabados y la calidad de estos señuelos me sorprendió, estéticamente perfectos. Pero aún más me sorprendió su efectividad, nunca hubiera imaginado que funcionaran tan bien, simplemente atraen a los peces.
Demostraron su practicidad y eficacia comparándolos con jigs metálicos, cuando estos no ofrecían ningún resultado, los Jurela's Jigs (que es como se llaman estos bucktails que fabrica Juan) obtenían picadas y capturas por doquier, bien dejándolos hundir para las serviolitas o manteniéndolos cerca de la superficie para atraer a las llampugas, no fallaban.

 Desde los más pequeños de 7g a los más grandes que tengo, los de 28 g y tanto el modelo “banana” como el “minnow”, el “super shad” y el “Calamara” todos me han dado capturas, tal vez los más todo terreno sean los de 17,5 g o 21 g, aunque como siempre esto dependerá de las especies que pretendamos capturar, de la profundidad del enclave, de la caña, etc.

Y la cosa no acaba aquí. Juan fabrica otros señuelos, siempre artesanales, pintados a mano, como el Crazy Sardine, un simple a la vez que efectivo jig metálico con fantásticos colores también a aerógrafo, o los Minnow Spinn que vienen a ser una cabeza plomada, con los característicos acabados de todos los Jurela's Jigs y con una cucharilla giratoria detrás que derrocha brillos y destellos al moverse.

 Finalmente, su última creación que ha dado a conocer son los Jurela's Ikashu Jigs, algo parecido al famoso Inchiku, en este caso, formado por una cabeza de plomo redondeado del cual cuelga un pulpito con dos anzuelos simples, todo un acierto para el light jigging y spinning. He tenido la oportunidad de estrenarlos esta misma semana pasada y han dado magníficos resultados ante serránidos como las vacas y carángidos como las serviolas.


Os invito a que visitéis su página web en http://www.actiweb.es/jurelasjigs/index.html , donde podréis ver todos los modelos y colores disponibles.